sábado, enero 28, 2012

La Renga, Santiago 2012 - Una noche de rock reflexivo

Pasaron tres años que no visitaban Santiago y su presencia siempre genera devoción. Esa que viene del barrio bajo, de la calle, el rockero de población, el que llega con litros de vino en caja y a guata pelá. Ese es el que sigue a La Renga, el trío argentino que vino por primera vez hace 10 años y siempre llena donde tocan.

Esta vez no fue diferente y al igual que el 2008 armaron el escenario en el Velódromo del Estadio Nacional y se presentaron ante unas 4 mil personas que antes pasaron el rato con las chicas nacionales Lilits y los argentinos Jauría.

A eso de las 21.30 del sábado 21 de enero del 2012 se apagaron las luces y comenzó la presentación de La Renga, la cancha estaba insoportable, no debe haber sido fácil aguantar el demoledor cariño de los fans, al menos desde la galería así se percibía y hay que decir que  la postal era fantástica.

Sin embargo al poco correr del show la cosa comenzó a perder onda. Problemas de sonido con el bajo, el juego de luces no era tan espectacular para el tipo de parrillas que lucía el escenario, hasta el punto en que en un tema simplemente se apagaron y los músicos lo terminaron a oscuras. El set list estuvo compuesto en un 85% de temas nuevos y el resto fue dedicado a los clásicos lo que tuvo repercusiones en el público y muchos comentaban negativamente esa decisión, le podemos sumar  largas pausas entre tema y tema que le quitaron continuidad.

Pero siempre es mejor ver la mitad llena del vaso y cuando la banda se presenta en vivo demuestra ser una agrupación con pelotas. Esa fuerza que da el barrio y la vida dura La Renga sabe como interpretarla. En cada tema el trío dejó todo en el escenario a pesar del dolor que aún los azota luego de ver, hace 6 meses, como un fan moría frente a ellos tras recibir un golpe de bengala.
La Renga tiene  una mirada crítica y social de lo que pasa alrededor y hoy hacen causa común con las reivindicaciones indígenas y el martirio que el pueblo Mapuche sufre en ambos lados de la cordillera.

En tributo a la etnia olvidada y pasada a llevar por el capitalismo diabólico, la agrupación abrió las puertas del escenario para que mapuches del territorio argentino y chileno invitaran a la audiencia a comprender la real situación en que se encuentran, donde el Estado de ambas naciones actúa en beneficio de los grandes conglomerados económicos despojándolos de sus tierras, borrando costumbres y enterrando su cultura.
Fue un momento emotivo, escuchado con atención y respeto por las 4 mil personas que comprendieron que esa noche el rock era más que diversión. Esa noche el rock fue capaz de rescatar el valor de lo humano y levantar la mirada para ver al del lado.

Esta es la quinta vez que los veo, en estos años he pasado de la galería a la cancha, para volver a mirar contemplativamente desde el asiento la evolución de la banda. Esta vez no fue su mejor presentación, de eso no hay dudas, pero bueno rock es rock y siempre es bienvenido verlo y sentirlo en vivo y en directo. Por supuesto cada banda, cada presentación deja imágenes imborrables y esta no fue la excepción.














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