miércoles, diciembre 08, 2010

Hay cosas que no cambian...y se agradece


Debo reconocer que fanático de Anthrax no soy, pero es una banda a la que respeto por el sólo hecho que siempre se ha mantenido en una sola línea. Ese Thrash Metal directo a la vena, sin mayores adornos y que simplemente busca patear unos cuantos culos.



El 10 de noviembre pasado, el barrio San Diego de Santiago parecía una escena sacada de los años 80, cientos o miles de metaleros sobre los 30 años colmaban las calles con sus antiguas chaquetas de mezclilla, jeans ajustados y las viejas espalderas propias de la época, haciendo de la fauna un espectáculo de antaño.



El cartel era atractivo, Dorso por Chile, Sepultura por ¿Brasil? y Anthrax desde gringolandia prometían un lleno total, y así no más fue, sin miedo a equivocarme no veía tan repleto el Teatro Caupolicán desde que tocó Ozzy en 1995 o la primera vez de Maiden el 96.


Cuarenta minutos antes que los norteamericanos entren a escena, el recinto era una caldera, el ambiente estaba cargado de testosterona combinada con litros de cebada y sólo bastó que Scott Ian y Joey Belladona, se suban a las tablas para encender el fósforo y explote la energía acumulada en los impresionantemente dementes thrashers chilenos.


Among the Living detonó el mosh infernal en una cancha convertida en un verdadero campo de batalla que se extendió por 14 temas y poco menos de dos horas. Tiempo preciso para repasar 29 años de aquella historia nacida en Nueva York, abundante, talentosa, poderosa, fiel y de una línea que encontró en Chile una fanaticada absolutamente entregada a la letalidad del metal directo al mentón, sin adornos y concesiones.


Caught in a Mosh, no hizo más que echar bencina a la hoguera, el mítico teatro simplemente se vino abajo y desde el último perico de lo más alto de la galería, hasta el metalero que estaba aplastado contra la reja que separa del escenario movía su cogote como si fuera la última oportunidad en la vida para hacerlo.



Got the Time, Madhouse, Be All-End All, dieron paso a la clásica Antisocial ¡¡PUTA LA SEGUIDILLA DE TEMAS BUENOS Y PODEROSOS!! a estas alturas daba lo mismo que grado de fanatismo podía tener unos u otros frente a la banda, era el momento de disfrutar de una auténtica noche de Thrash Metal, como la que nos había regalado Megadeth hace unos meses atrás en el Arena Santiago, de aquellas jornadas al natural, sin pantallas gigantes, explosiones ni robots dando vueltas por el escenario: sólo los amplificadores, la banda y el público.


A esas alturas Ian ya había prometido que para la próxima volverían con el Big Four Tour provocando la ovación del respetable ¿pero para qué? ¡dejemos a Metallica fuera! que vengan los de verdad, los que fueron, son y serán thrashers por siempre, sin adornos ni baladas para niñitas ¡¡queremos otra gran jornada sólo para machos con metal y cerveza! así de simple.



La banda sonó de la puta madre, incluso una descoordinación que obligó a comenzar Indians fue una anécdota, había tan buena onda que todo se aceptaba, por lo demás Belladonna se encargó de mantener a la gente prendida y comprometida todo el tiempo, demostrando un registro vocal impecable y que decir de la bestia tras la batería llamada Charlie Benante que no paró de machacar cada uno de los cráneos presentes en aquella gloriosa y a estas alturas histórica noche del Big Metal Fest en Santiago de Chile.



Medusa, Fight´em Till you Can´t, Only, Metal Thrashing Mad, A.I.R, Efilnikufesin y I`m the Law, coronaron una noche perfecta que podría haber durado una hora más simplemente para tener un mosh interminable y demostrar una vez más cuan verdaderamente metaleros somos en Chile.






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