Ya me había convencido que nunca más tendría un disco de heavy metal en mis manos y con eso me refiero a una placa nueva que suene de verdad heavy, de ese que te deja con dolor de cuello durante días.
Cuando todo era sólo recuerdos me hice del último disco de Accept, recién salido del horno. El Stalingrad, debutó 80 en el Billboard y ¡cómo no! si es un disco que de entrada te aplasta el cráneo con esas guitarras pesadas y riff llenos de intensión que siempre han caracterizado a la banda.
Al escucharlo con detención de verdad quedé deslumbrado e inmediatamente recordé que esas sensaciones personales sólo me las generó el Painkiller de Judas Priest, el año 90 y el Accident of Birth de Bruce Dickinson el 97.
Los tres discos tienen el factor común de sentir que se puede hacer buen heavy metal en tiempos en que el género ya no es negocio. En momentos en que el estilo ya no es popular como antes, en épocas en que incluso las agrupaciones clásicas experimentan con sonidos nuevos. Es ahí cuando aparecen estas obras de arte llenas de genialidad, historia, experiencia y sobre todo con un sonido sincero, de ese que se nota que sale desde el corazón y se pule con el talento.
Once canciones trae el Stalingrad, once cortes que no dan tregua. De partida técnicamente la grabación es de primer nivel, el sonido es impecable y a pesar que la tecnología digital en ocasiones le quita algo de soltura a la música, este trabajo se siente fresco y dinámico, se escucha fácil y gusta inmediatamente.
Es el segundo disco con el vocalista Mark Tornillo, un gringo que tiene una voz privilegiada. Este tipo alcanza momentos muy similares a lo que nos tenía acostumbrado ese duende llamado UDO, sin embargo los matiza con registros aguardentosos que en ocasiones hasta le dan un toque mas rockero pero que en ningún caso le quita fuerza, al contrario, le da esa línea personal que echa por tierra cualquier dejo de nostalgia respecto a Dirkschneider.
En honor a la verdad debo comentar que la grabación del 2010, Blood of Nation, no lo escuché (aún), pero todos los datos indican que ese disco pavimentó el camino para el trabajo que hoy nos convoca. Arrasó en los ranking, hicieron una buena gira mundial y Tornillo debutó sin el peso que eso significa en una banda con la historia que arrastra Accept.
Al fin y al cabo, ya son 30 años del debut, y 3 décadas viviendo entre el escenario y los estudios de grabación no pueden arrojar otro resultado que un puñado de temas que te agarre a patadas en el culo. Espero verlos pronto por estos lados, ahí estaré rememorando mis años de adolescente cuando mi mundo giraba en torno al metal y dándole las gracias, puño en alto, por mantener flameando la bandera del Heavy Metal.
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