Esta vez no fue diferente y al igual que el 2008 armaron el escenario en el
Velódromo del Estadio Nacional y se presentaron ante unas 4 mil personas
que antes pasaron el rato con las chicas nacionales Lilits y los
argentinos Jauría.
A
eso de las 21.30 del sábado 21 de enero del 2012 se apagaron las luces y
comenzó la presentación de La Renga, la cancha estaba insoportable, no
debe haber sido fácil aguantar el demoledor cariño de los fans, al menos
desde la galería así se percibía y hay que decir que la postal era
fantástica.
Sin embargo al poco correr del show la cosa comenzó a perder
onda. Problemas de sonido con el bajo, el juego de luces no era tan
espectacular para el tipo de parrillas que lucía el escenario, hasta el
punto en que en un tema simplemente se apagaron y los músicos lo
terminaron a oscuras. El set list estuvo compuesto en un 85% de temas
nuevos y el resto fue dedicado a los clásicos lo que tuvo repercusiones
en el público y muchos comentaban negativamente esa decisión, le podemos
sumar largas pausas entre tema y tema que le quitaron continuidad.
Pero siempre es mejor ver la mitad llena del vaso y cuando la
banda se presenta en vivo demuestra ser una agrupación con pelotas. Esa
fuerza que da el barrio y la vida dura La Renga sabe como interpretarla.
En cada tema el trío dejó todo en el escenario a pesar del dolor que
aún los azota luego de ver, hace 6 meses, como un fan moría frente a
ellos tras recibir un golpe de bengala.
La Renga tiene
una mirada crítica y social de lo que pasa alrededor y hoy hacen causa
común con las reivindicaciones indígenas y el martirio que el pueblo
Mapuche sufre en ambos lados de la cordillera.
En tributo a la etnia olvidada y pasada a llevar por el capitalismo diabólico, la agrupación abrió las puertas del escenario para que mapuches del territorio argentino y chileno invitaran a la audiencia a comprender la real situación en que se encuentran, donde el Estado de ambas naciones actúa en beneficio de los grandes conglomerados económicos despojándolos de sus tierras, borrando costumbres y enterrando su cultura.
En tributo a la etnia olvidada y pasada a llevar por el capitalismo diabólico, la agrupación abrió las puertas del escenario para que mapuches del territorio argentino y chileno invitaran a la audiencia a comprender la real situación en que se encuentran, donde el Estado de ambas naciones actúa en beneficio de los grandes conglomerados económicos despojándolos de sus tierras, borrando costumbres y enterrando su cultura.
Fue un momento emotivo, escuchado con atención y respeto por las 4
mil personas que comprendieron que esa noche el rock era más que
diversión. Esa noche el rock fue capaz de rescatar el valor de lo humano
y levantar la mirada para ver al del lado.
Esta es la quinta vez que los veo, en estos años he pasado de la
galería a la cancha, para volver a mirar contemplativamente desde el
asiento la evolución de la banda. Esta vez no fue su mejor presentación,
de eso no hay dudas, pero bueno rock es rock y siempre es bienvenido
verlo y sentirlo en vivo y en directo. Por supuesto cada banda, cada presentación
deja imágenes imborrables y esta no fue la excepción.
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